lunes, 4 de junio de 2007

Posmodernidad mediática: ¿La RAZÓN para qué?

La "evolución" humana en términos biológicos nos otorgo el preciado don de la razón. El pensar nos hace únicos y maravillosos en un mundo de seres también a su modo únicos y maravillosos. La inteligencia humana es la que nos permite proyectar hacia el futuro, construir un ilimitado universo personal mediante la capacidad de abstracción, plasmarlo y contactarse a través de sonidos guturales, símbolos escritos, combinaciones de trazos y sonidos, besos y caricias.
Sin embargo, meditar puede resultar angustiante, y para muchos hasta peligroso.
Recuerdo hace varios años atrás, viendo el programa de Tinelli, lo escuché decir con orgulloso que la gente vuelve muy cansada y cargada de mala onda de trabajar, y que ellos la hacían reír y olvidarse de los problemas. Contradiciendo su positiva visión, desde mi mirador tengo muchas ganas de gritar todo lo servil y cómplice del statu quo que creo que es.
Quizás es cierto, mejor dicho, seguramente es cierto que las personas olvidan por un rato sus pesares cuando encienden el televisor y absorben sin el menor esfuerzo aquello que los rayos catódicos tienen para ofrecerles en horario central.
Colas, intimidades, tetas, risas forzadas, agresión naturalizada, frivolidad extrema. "Es lo que vende", "lo que pide la gente". Se ha descubierto que el morbo se activa más fácilmente que el razonamiento.
Lo cierto es que aunque no lo quieran asumir, los medios cumplen un rol social. Los valores emitidos son valores asimilados día tras día por el público.
Lo cierto es que los problemas de la humanidad no se han terminado. Se expanden y complejizan a todo vapor.
Mientras tanto, nosotros, los homo sapiens estamos al principio del camino hacia su solución y sin la conciencia profunda de que la comunicación masiva, la cual podría ser una herramienta valiosísima para la emancipación de los pueblos es hoy en día, obsoleta casi en su totalidad.
Espero poder desarrollar este tema a lo largo de las próximas entradas. Por si no quedo claro, mi hipótesis es: "el trabajador que llega a su casa abrumado por el cansancio de la jornada, por el magro sueldo que cobro a destiempo y que no alcanza para pagar las cuentas, tiene derecho a la distracción, pero también a la creación, a la reunión, a recibir información que le sea útil para tomar las riendas de la historia y modificarla junto a otros".

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